jueves, 3 de diciembre de 2015

Evaluaciones de gestión: ¿Cómo nos fue este año?

En las organizaciones, la evaluación de gestión es un elemento central que se realiza periódicamente para monitorear el trabajo, los procesos y la producción y determinar si se va por buen camino para alcanzar las metas.  Cuando llega fin de año, esta evaluación es muy importante, pues, comparado con periodos anteriores permite dar cuenta de si hubo o no crecimiento o mejoras de distintas índoles en la gestión.
Asimismo, al finalizar el año, en el mundo personal tendemos a hacer algo bastante similar. Realizamos una evaluación de cómo estuvo el año, no sólo en términos de trabajo, sino en lo que es más importante: las relaciones interpersonales. Muchos  de quienes leen esto, pueden haber encontrado el amor de pareja, o mejorado también su relación; otros pueden haber fortalecido los vínculos con sus hijos o quizás hecho nuevas amistades. En el otro extremo, pueden haber ocurrido quiebres en los distintos tipos de relaciones, que de seguro, se acompañaron (o se acompañan) de mucho dolor y tristeza.
Si te detienes un momento a pensar… ¿cómo fue tu año? Si pudieras hacer un análisis comparativo con el año anterior, ¿qué aspectos mejoraron? ¿Qué aspectos necesitan mejoras? Y de los eventos más negativos, ¿qué pudimos aprender?
El fin de año es un momento especial para este tipo de reflexiones. El espíritu de la Navidad, propicia justamente estos espacios. Lo que es mejor aún, nos permite conectar con elementos más positivos de nuestra vida y rescatar aquellos elementos que nos nutren junto con mirar con más esperanza los elementos que aun requieren de mejoras.
Te invito a darte ese espacio de evaluación y aprendizaje. Que el fin de año, no se transforme sólo en un correr en la locura de las fiestas, sino que sea un tiempo de evaluación, auto observación y de un compartir con otros de manera genuina y poderosa.
Que tengan todos y todas unas felices fiestas donde los vínculos amorosos con quienes nos rodean sean el verdadero espíritu de este tiempo.

Publicado el 30 de noviembre de 2015 en  http://www.cetep.cl/web/?p=8973

lunes, 16 de noviembre de 2015

Optimismo: ¿ingenuidad o inteligencia?

Actualmente, nuestra sociedad tiende a mirar con cierto desdén a quienes se mueven por la vida con una mirada optimista: “son ingenuos”, “livianitos de sangre”, “poco confiables”, “nadie puede estar tan tranquilo siempre”, son frases que se escuchan al referirse a este grupo de personas.
Pero el optimismo no es un rasgo de personalidad que dé cuenta de ingenuidad, sino que un rasgo de personalidad en la que la persona se dispone a interpretar los elementos externos (es decir lo que ocurre a nuestro alrededor) de la mano de los elementos internos (o competencias personales). Es decir, una persona positiva, evalúa las circunstancias en equilibrio con sus competencias, sobre las cuales tenemos control y dependen sólo de la persona y no de factores externos. Así, por ejemplo, un ascenso en el trabajo, no es sólo cosa de suerte sino que reconoce en si mismo las habilidades necesarias para alcanzar con éxito esa meta. Las personas optimistas son más exitosas que las pesimistas. Esto, porque se posicionan en el mundo creyendo que el futuro será favorable, lo que le permite tener un ánimo adecuado y la perseverancia suficiente para enfrentar las dificultades con habilidad y soluciones cuando los problemas se presentan.
Los optimistas suelen tener buen humor, lo que les permite gozar de una mejor salud que un pesimista. Este humor y disposición positiva, les permite siempre salir más fortalecidos que derrotados de las situaciones traumáticas o estresantes. Esto, debido a que la estrategia que utilizan es más eficiente que la de los pesimistas. El optimista, rápidamente busca respuestas orientadas a resolver el problema, mientras que los pesimistas, tienden a quedarse en la emoción negativa, lo que hace que el pensamiento se nuble y  las soluciones no aparezcan. Además, los eventos negativos son significados como momentáneos y puntuales y no permiten que la emoción negativa tiña todos los aspectos de su vida.
De este modo, el optimismo no es una característica de un ingenuo sino de un estratega innato que tiene mayor capacidad para adaptarse al medio y sus dificultades. No se deja llevar por ideas sin más, sino que evalúa todas las posibilidades antes de tomar una decisión, pero siempre con la confianza de que “todo estará lo mejor que pueda estar”.
La cuestión es, ¿cómo ser optimistas si no lo somos? O ¿cómo podemos fortalecer nuestra actitud optimista?
Como ya hemos dichos en otra oportunidad, la Psicología Positiva ha demostrado que la felicidad depende en un 50% de la genética, un 10% de las circunstancias y un 40% de la disposición personal. ¿Qué haremos entonces? Pues, entrenarnos.
Algunos pasos para lograr esta disposición optimista son:
  • Al analizar un tema, busca los aspectos positivos de éste. No sólo lo que está causando el problema. Seguro encontrarás más soluciones. No suele funcionar igual a la inversa
  • El optimista no está sólo en el mundo. Siempre se rodea de otros. Por ello es importante reconocer las fortalezas y capacidades de los demás, junto con el esfuerzo, el interés y la dedicación. Además, esto permitirá que puedas pedir ayuda más fácilmente cuando lo requieras.
  • Por muy seguro que seas de ti mismo, evalúa de todas maneras todo lo que puedas antes de tomar una decisión. No lo hagas a la ligera. Siempre hay que evaluar los peligros o riesgos de una decisión. No basta con tener ganas y buena fe.
Como plantea David Fischman, “es bueno ser optimista, positivo, pero es importante que nuestras metas estén ancladas a la realidad”.
Ahora bien, para lograr entrenar el optimismo, primero tenemos que aprender a reconocer las cosas positivas que nos ocurren cada día. Esto permitirá que nuestra mente esté más abierta a las posibilidades y nuestros ojos, a mirar más allá de los problemas. Un ejercicio simple pero que requiere de desarrollar un hábito, es crear una “bitácora diaria de lo positivo”, donde vayamos registrando todas las cosas positivas que nos ocurren día a día. Si no estás acostumbrado a ello, puede ser difícil el comienzo, ¡pero un optimista siempre es perseverante! Verás como el ojo se va afinando y aprendiendo a reconocer elementos positivos cada vez con más facilidad y detalle.
Hacer el ejercicio consciente de reconocer lo positivo cambia nuestro estado de ánimo y favorece una actitud optimista frente a la vida. Si hicieras un listado de lo bueno y lo malo que nos ocurre cada día, te darás cuenta que son más cosas positivas que negativas. Sin embargo, estamos entrenados o “programados” para identificar los elementos negativos “que nos ponen en riesgo”. La cuestión es darse cuenta de que el mundo no es tan peligroso como parece y que agradecer los regalos que recibimos cada día nos permiten mayor disfrute y goce de la vida, favorece nuestras relaciones y afecta positivamente en nuestra salud física y mental.
¡A entrenarte entonces!
Publicado en http://www.cetep.cl/web/?p=8852 el 29/10/2015

Saborear la vida

Comienza Septiembre y es inevitable empezar a pensar en las delicias que acompañan nuestras Fiestas Patrias. Se hace agua la boca pensando en los asaditos, choripanes, empanadas, chancho en piedra, encebollados, terremotos, mote con huesillos, dulces chilenos…ufff, un largo etcétera de maravillas culinarias.
Saboreamos cada bocado, en largos encuentros familiares y/o de amigos. Pero ¿qué nos queda de esto, aparte de unos kilos extras?
Cuando pensamos en felicidad o en nuestro bienestar, un ejercicio sencillo pero muy eficaz es “saborear la vida”; es decir, detenerse y apreciar el momento de manera consciente; observar nuestro entorno, lo que está ocurriendo, a nosotros mismos, nuestras emociones, sensaciones, pensamiento en un momento determinado.
De alguna forma es tener “un momento kodak” que podamos atesorar en nuestra memoria y nutrirnos de ella cuando así queramos.
La celebración de las Fiestas Patrias es un excelente momento para guardar y atesorar muchos de estos registros. Prestemos entonces atención a estos encuentros. Que nuestro foco no sea hablar con whatsapp con quienes no están mientras nos perdemos a los que sí lo están; o subiendo fotos de nuestra comida sin siquiera antes haberla probado. Déjalo para más tarde. El mundo virtual seguirá ahí, pero la vida real pasa.
Estemos presentes y atentos a la experiencia. Cada vez que hablemos de ella o la recordemos, podremos volver a saborearla, siendo así un nutriente permanente para el alma.
Saborea… saborea todo… cada día, en cada momento, en cada tarea (incluso en aquellas que no te gustan, así podremos ver como siempre se puede rescatar lo positivo, como el hecho de lograr lo propuesto), saborea el encuentro, las oportunidades. Prueba “nuevos sabores”.
Vive consciente, vive presente, saborea la vida.
Publicado en http://www.cetep.cl/web/?p=8562 el 28/08/2015

Generosidad: ¿hay que dar hasta que duela?

Agosto es un mes especial en nuestro país. Se ha definido como el mes de la solidaridad en honor al Santo chileno, Alberto Hurtado quien proclamaba “dar hasta que duela”.
Sin embargo, en este mes, los invito a seguir siendo generosos con los demás, pero a “dar hasta que lo disfrutemos”.
La generosidad, desde la Psicología Positiva, constituye una de las 24 fortalezas, y se asocia a la bondad, fortalezas relacionadas con la virtud de la humanidad y el amor.
La RAE, la define como la “inclinación o propensión del ánimo a anteponer el decoro a la utilidad y al interés”, es decir, realizar una entrega honesta y desinteresada al otro, uno de los elementos que la ciencia ha demostrado que nos hace más felices. Sin embargo, esta definición parece quedar corta, pues la generosidad no sólo es el acto de entregar algo desinteresadamente sino también de recibir.
Es generoso de nuestra parte (valga la redundancia) recibir lo que el otro, cariñosamente, nos entrega. De este modo, la generosidad va ligada a la empatía y al establecimiento de relaciones. Por ello, la entrega no necesariamente es de elementos materiales o dinero, sino también de tiempo, de atención, de interés, de cariño por el otro. Por esto, no es de aquello que nos sobra sino de lo que es lo mejor de nosotros. Recibirlo, es todo un desafío y una oportunidad de autoeducación para fortalecer relaciones personales y sociales.
En este mes de la generosidad, aprovechemos de educarnos en esta hermosa acción. Si eres de los que entrega dinero a alguna organización social, ocúpate de saber en qué están y qué están haciendo. Que tu entrega no sólo sea un descuento de dinero desde tu cuenta bancaria. Si te invitan a salir, y la otra persona quiere pagar, permite que lo haga. No anules su generosa entrega. El tiempo con tu familia, con tu pareja o con tus amigos, dedícalo de verdad. Ponlo en tu agenda si es necesario. Pero dedica tiempo generoso y de calidad a quienes amas. Te lo agradecerán. Si siempre has querido realizar un voluntariado, es tiempo de que busques dónde y comiences ya.
Son muchas las personas que requieren de nuestra ayuda. Especialmente de nuestro tiempo y compañía. Y ¡no lo olvides! La generosidad parte por casa y es necesario ser generosos en aprender a darnos y a recibir lo mejor de nosotros para nosotros mismos.
De este modo, podremos dar también lo mejor de nosotros a los demás.
Publicado en http://www.cetep.cl/web/?p=8491 el 30/07/2015

En el mes del trabajo, ¡póngale P.E.R.M.A. al suyo!

Cuando hablamos de bienestar y salud mental, hay un espacio de nuestra vida al que poca atención le hemos puesto al respecto: el mundo del trabajo.
Hace ya 17 años, el fundador de la Psicología Positiva Martin Seligman, ha venido trabajando el tema de la felicidad y el bienestar en diversos aspectos de nuestra vida. Él, como todos los psicólogos y psiquiatras de la época, estaba muy enfocado en las patologías y el malestar de las personas, hasta que se dio cuenta de que era necesario que la disciplina tuviera también una alternativa de enfoque y pudiera hablar de lo bueno de los seres humanos, sus fortalezas, virtudes y oportunidades.
Es así como comenzó a realizar investigaciones en esta línea y ya ha hecho muchísimos aportes. Uno de los conceptos interesantes que ha propuesto es el P.E.R.M.A. (acrónimo denominado desde la lengua inglesa y que incorpora 5 elementos fundamentales). En español, significa lo siguiente:
Emociones positivas (Positive Emotions)
E Engagement (no existe una traducción específica pero refiere al compromiso y a la motivación de los empleados. Suele ser traducido como Involucramiento)
R Relaciones Positivas (Relationship)
M Significado (Meaning)
Logro (Accomplishment)
El P.E.R.M.A. está orientado a todas las áreas de nuestra vida. Pero miremos qué pasa al focalizarla al trabajo.
Veamos cada una de ellas:
Emociones Positivas: Es el concepto que más se asocia a lo que entendemos por felicidad comúnmente. Tiene que ver con experimentar emociones positivas durante el día (como el optimismo, la capacidad de amar, la alegría, entre otros), lo que además se traduce en palabras positivas que decimos. Esto llevará a su vez, a disminuir las emociones negativas, lo que conlleva a un mayor bienestar y calidad de vida. Las personas positivas tienen un mejor desempeño en la vida (¡atención jefes! ¡Este punto es importante!), además se siente mejor consigo mismo y con los demás, junto con disfrutar más cada momento de la vida. En el mundo del trabajo pareciera que esto es “el sueño del pibe” sin embargo, pasa por la actitud con que todos enfrentemos nuestro trabajo. Especialmente las jefaturas. Deberán aprender a focalizarse en aspectos positivos y no sólo en los errores o en lo que está pendiente de llevarse a cabo. Utilizar palabras de agradecimiento por lo que se realiza y/o felicitar a las personas por sus logros, son pequeños gestos que hacen que las culturas organizacionales vayan sacando lo mejor de sí (en psicología positiva a esto se le denomina “florecimiento”). ¡Atención! Las emociones positivas no están relegadas al ámbito privado. Nuestra vida la pasamos mayormente en el trabajo. Aprendamos a disfrutarlo y a que otros lo hagan también.
Involucramiento: se refiere a la capacidad de involucrarse en las actividades cotidianas, sean estas placenteras o no, y alcanzar el “flow” (fluir con el goce de lo que se está realizando. Se refiere a esos momentos en que estamos tan concentrados en algo que no nos damos cuenta cómo pasa el tiempo). Cuando estamos enfrentados a algo que no es de nuestro agrado, pero ponemos en juego nuestras fortalezas, la percepción que tenemos de nuestro quehacer se modifica y nuestro bienestar aumenta. Así que, si es de aquellos que no disfruta tanto lo que hace, dele una vuelta que ¡aún es tiempo de lograrlo! El primer paso es identificar y reconocer nuestras fortalezas y pasiones para trabajar con un sentido de realización personal.
Relaciones Positivas: implica la generación de relaciones constructivas. Cultivar este tipo de relaciones permite experimentar la sensación de estar acompañado en el mundo, de cobijo y gratificaciones. Esto ayudará a enfrentar los momentos difíciles. Lograr este tipo de relaciones ayuda a mantener nuestro nivel de bienestar alto. Recuerde que no estamos solos en el mundo y que, de hecho, es una necesidad humana sentirnos conectados con otros. Y en el trabajo, ¡qué importante es tener buenas relaciones! (y que sean genuinamente buenas). Estas facilitarán la generación de confianzas y un agradable clima laboral que favorecerá el deseo de las personas por formar parte de la empresa. Los seres humanos tenemos muchas motivaciones diversas en relación con el trabajo. La remuneración económica es sólo una de ellas. Hoy, uno de los elementos centrales por lo que las personas eligen o no trabajar en un lugar, es precisamente la que tiene que ver con la calidad de vida dentro del espacio laboral y las relaciones positivas son clave para ello.
Significado: las personas buscamos darle un sentido más trascendente a nuestra vida para que ésta, como bien dice el concepto, tenga mayor significado. De ahí que buscamos formar parte de agrupaciones como la política, la religión, grupos sociales o deportivos, etc. En el trabajo, buscar el significado implica también que lo que hacemos sirva para algo mayor a que sólo sea la mera ejecución de tareas. Darle un sentido mayor, también ayuda a trazar caminos y a caminarlos de manera coherente. El significado ayuda a tener un propósito, el cual se transforma en objetivos y permite avanzar hacia ellos.
Logro: una vez que hemos sentido que tenemos un significado mayor y que somos capaces de alcanzarlo, ponemos manos a la obra en busca de los resultados. Cuando nos disponemos con llamémoslas así, energías positivas para hacerlo, lo más probable es que alcancemos nuestras metas. Esto, porque predisponemos todas nuestras fortalezas y capacidades con ese fin. Cuando, por el contrario, desde el comienzo no creemos que sea posible alcanzar alguna meta, lo más probable es que se convierta en una profecía autocumplida. La determinación es importante en este proceso. Meta con sentido y determinación en alcanzarla, junto con una actitud positiva y con un sentido de competencia (es decir, que nosotros mismos somos competentes para lograrlo), es un método altamente infalible.
Y tú, ¿dónde crees que tendrías que ponerle más esfuerzo? Un poquito de esfuerzo para resultados exitosos…inténtalo.
Publicado el 30/01/2015 en http://www.cetep.cl/web/?p=7916

Vivir el presente: una necesidad para una mejor Salud Mental

Pasamos tanto tiempo en la vida creyendo erróneamente que “todo pasado fue mejor” o que “lo mejor está por venir”, que tendemos a vivir en tiempos cronológicos que no existen y que lo único que hace es que no vivamos en el aquí y el ahora: en el único tiempo real que existe.
Intenta por un momento detenerte. Mírate. Cómo estás sentado/a (o parado/a si ese es tu caso). Siente tu cuerpo, tu temperatura, tu respiración. Observa si tienes alguna parte de tu cuerpo tensa y acomódate o estírate para aliviarla. Siente la temperatura a tu alrededor, los sonidos, en fin…todo lo que te rodea.
Observa cómo te sientes.
¿Te puedes imaginar si pudieras estar en ese estado todo el tiempo? Atento/a. Consciente. De ti y del mundo que te circunda.
Un elemento que enturbia este estado es la excesiva velocidad que ponemos en nuestra vida. Como si andar corriendo nos llevara efectivamente a alcanzar las metas propuestas. Otro elemento son nuestros, a veces traidores, pensamientos. Pasamos demasiado tiempo en ese mundo de ideas, planificaciones, proyectos, ansiedades, preocupaciones, etc. ¡Atención! Tus pensamientos no son todo. La vida es eso que ocurre principalmente fuera de tu cabeza y, escondido/a en ese lugar, ni te imaginas cuántas cosas te estás perdiendo.
Haz el ejercicio. Al estar con tus amigos, disfruta del momento del encuentro, de las conversaciones, las risas, sin estar conectado a las redes sociales. Las relaciones más poderosas, son las que tienes al frente. En pareja, disfruta de mirarse a los ojos, de acariciarse, de estar en silencio y contemplarse y no solamente de compartir el exceso de tareas domésticas que todos tenemos al llegar a casa luego del trabajo.
Cuando comas, no lo hagas frente al televisor ni al computador. Prepárate un lindo y sabroso plato. Estas delicadezas, no son sólo para las visitas. Come y disfruta cada bocado.
Cuando camines por la calle o por un parque, observa a tu alrededor. Observa las hojas de los árboles, los pájaros, los autos que pasan, las demás personas que pasan a tu lado casi como si no existieran. A estas alturas, ya es demasiada la mala costumbre de caminar en automático, con los ojos pegados a una pantalla. De pronto llegas a tus destinos y ni siquiera sabes cómo llegaste ahí. ¿Te ha pasado? Entonces, es tiempo de tomar esto en consideración para mejorar tu calidad de vida.
Cuando estés con otras personas, escúchalas. No pienses en lo que vas a responder antes de que la otra persona termine. Guarda silencio y realmente escucha. Te aseguro que encontrarás un mensaje mucho más importante y además harás sentir valiosa a la otra persona.
Vive conscientemente tus tristezas y dolores. Son parte de tu vida. No dejes que te agobien. Obsérvalos. Sin enjuiciar. Seguramente te permitirá soltarlo más rápido y sentirte más feliz.
¡Dirige tu concentración a una cosa a la vez! De lo contrario, la realidad es que no estás prestando atención a ninguna de ellas y te estás agotando innecesariamente. Tendrás, además, mejores resultados y podrás recordar con más detalles lo que haces cada día.
Suena fácil. La verdad es que no lo es. Estamos criados y formados para correr y rendir. Esa es nuestra sociedad. Pero nuestra naturaleza propiamente humana está hecha para el disfrute de cada momento. Piensa en tus sentidos. ¡Fíjate, cuánto mundo podemos experimentar si tan sólo aprendiéramos a ser más conscientes del presente! La buena noticia es que todo se puede aprender. Sólo necesitas unas cucharadas de decisión, una pizca de voluntad y disciplina a gusto (aunque recomiendo generosidad con este ingrediente) y ¡voilá!
Publicado el 31/03/2015 en http://www.cetep.cl/web/?p=7778

La Salud Mental y el Bienestar: una invitación para la felicidad

Hoy mucho se habla de Salud Mental. Poco a poco, comienza a ser un tema de interés, sin embargo aún no hemos dado el paso que nos lleve a incorporarlo como algo esencial en nuestras vidas. Incluso, a veces, ni siquiera sabemos lo que esto significa.
¿Cuántos de nosotros hemos escuchado alguna vez (o de hecho lo hemos dicho) que “el psicólogo es para los locos”? O “en mis tiempos le poníamos el hombro a los problemas no más y salimos adelante”.
Y yo, como psicóloga, me pregunto siempre, ¿y a costa de qué? ¿Cómo es que no vemos las consecuencias?
Vivimos en un mundo extremadamente exigente y rápido. Nos hemos visto absorbidos por la vorágine de la producción. Las comunicaciones nos embisten todo el día y construyen una imagen de mundo que, tarde o temprano, nos damos cuenta que no es lo que buscamos.
Pues entonces es tiempo de detenernos. Comienza marzo y volvemos a nuestras rutinas (independientemente si tuvimos o no vacaciones, todo miramos mal este pobre mes que ni culpa tiene de estar donde está en el calendario). Seguramente, la gran mayoría con una extraña sensación de nostalgia del verano que ya se acaba y del temido comienzo: “aquí vamos otra vez” (léase con tono de desgano).
Te invito entonces a detenerte un momento, a mirarte, a observar que nuestra vida tiene demasiadas aristas que convergen y que no siempre vemos como elementos unidos y que debemos ocuparnos de todos ellos.
Tenemos un cuerpo, y ¿quién no se preocupa cuando éste enferma? O mejor aún, maravillosamente, hoy se da una poderosa corriente de autocuidado del cuerpo y de vida sana. Hemos comenzado a entender la importancia de la alimentación saludable y el ejercicio, no como castigo ni coerción, sino como una condición necesaria para existir. Pero además del cuerpo, también tenemos aquello que es intangible y que nos hace ser quiénes somos. Aquello que trasciende una vez que el cuerpo acaba: nuestra alma o mente (psiquis viene de psyché, palabra griega que se traduce como mente o alma indistintamente. Al usar ambos conceptos quiero mostrar que la psiquis no es sólo la mente que asociamos habitualmente al pensamiento, sino que es mucho más amplio y complejo, e incorpora también los afectos, las conductas y las relaciones interpersonales).
La Salud Mental, como decía en un comienzo, ha estado históricamente asociada a la enfermedad (y si, efectivamente a la locura. Tampoco es que la visión esté tan distante, sólo que está algo desactualizada). Sin embargo, la Salud Mental, tal como la establece la Organización Mundial de la Salud, se define como “… un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.”[1]
En otras palabras, esta definición alude a que la Salud Mental no es sólo la ausencia de enfermedad, sino que la presencia de bienestar.
De este modo, el estado de bienestar es aquello que nos hace sentir plenos, independientemente de si tenemos problemas o no (nadie tiene una vida de panacea, aunque así lo parezca en algunos casos). Y esto no sólo en la vida personal, sino también en la familiar, amistades, trabajo, vida espiritual (no necesariamente religiosa) ¡y hasta en los trámites! Nuestro bienestar personal está atravesado por lo social y lo cultural, por lo tanto, elementos como el medio ambiente, la seguridad, nuestros hogares físicos, la sexualidad, la política, etc., son elementos que sin duda pueden afectar nuestro bienestar.
En este sentido, la Salud Mental es algo que atraviesa todas las aristas de nuestra vida, y es la que nos conduce a vivirla de modo que nos haga feliz. ¿No es acaso lo que todos queremos?
Así entonces, cuidar la Salud Mental, no tiene que ver con evitar problemas, o con protegerse de depresiones y estrés (si hay que hacerlo, pero no es lo único), sino con potenciar aquellos elementos que hacen que nos sintamos bien, con nosotros mismos y con el mundo. Aquello que nos entrega una sensación de paz interior, que nos hace sentir equilibrados.
Existen distintos canales para hacerlo. Algunos, a través del deporte. Otros, a través del arte, paseos al aire libre, juntas con amigos; otros yendo a terapia, a iglesias; el trabajo también es un hermoso canal para hacerlo. La protección de la Salud Mental y por tanto del bienestar, pasa por lograr ese equilibrio entre los distintos elementos de nuestra vida. Por encontrar un sentido en cada una de nuestras acciones, en vivir siempre en el presente (el pasado y el futuro son construcciones mentales y sociales), en el aquí y el ahora; en relacionarnos desde la sencillez, la gratitud y el respeto con los otros.
Todos queremos ser felices, ¿por qué no empezar a hacerlo?
Publicado el 27/02/2015 en http://www.cetep.cl/web/?p=7536